martes, 7 de julio de 2015

Entre ñapas y cuentas o piperos (I).

Así nació El Vigía                                                                                                                                  José Ramón Contreras.
 asinacioelvigia15@bloqspot.com    
                                                   
                                             Entre ñapas y cuentas o piperos (I).


Corrían las décadas de los años 30 y 40 y en la Aldea El Vigía se instalaban las primeras bodegas o “gatos” como se les conocía a este tipo de incipiente comercio, los padres enviaban a sus hijos a comprar algunos productos de primera necesidad que allí se expendían y, los propietarios de las mismas para entusiasmar a tan infantil clientela, les proporcionaban una regalía o ñapa, como para ese entonces se le conocía a esta especie de dádiva, que ya era utilizada en algunos países, como por ejemplo,  México. Por ello, era muy normal que el muchachito le dijera al bodeguero: “hey, y la ñapita qué” a lo que, el también pequeño comerciante le correspondía, regalándole un “coquito”, dulce cruzado con coco cubierto en papel transparente. De ésta manera,  el muchacho regresaría a la misma bodeguita, las veces que su mamá le enviase a efectuar cualquier compra. Para esas fechas aparecieron los primeros establecimientos de esta naturaleza, me refiero a las bodegas de Olinto Vera y Rafael Baptista en la calle El Comercio, hoy final de la Avenida 15 Bicentenario; la “taguara” de Simón “el Cura” Monsalve en la calle 2 del sector El Tamarindo; La bodega de Zapata en la calle 3, frente al Centro Comercial Don Tuto y la bodega de Manuel “el sordo” Rondón de la calle 3 vía al Cementerio viejo, del sector El Guaimaral. Para ese entonces, se compraba utilizando monedas de baja circulación, me refiero a la “puya” de 0,05 centavos, la” locha” de 0,12 céntimos, el “medio de 0,25, el “real” de 0,50 céntimos,  la moneda de 2,50 o cinco reales y el fuerte que valía 5 bolívares. Por ello, era normal adquirir, por ejemplo: una locha de “papelón” o panela, con un real, se podía comprar un vaso de Vitamina, en la choza de María Eulalia “ viuda” de Ramírez por un real ó 0.50 céntimos, se compraba un kilo de azúcar por un medio 0,25, con un real un quilo de queso duro del llamado “concha negra” y con 1,50 se adquiría un kilo de pescado de cuero, salado, traído de los puertos fluviales de Santa Elena de Caño Zancudo,  de Santa Rosa del Chivo, o de Puerto Concha en el municipio Colón del Zulia. En las “pesas” o expendios de carne, no existían las modernas máquinas o sierras para cortar los huesos de res o de cochino, los carniceros de ese entonces utilizaban las afiladas hachas con mango corto de madera, colocando las costillas o patas del ganado encima de rolos de árboles, para así, picar los trozos. Para ese entonces, existían pocos establecimientos comerciales de este tipo, me refiero a la Pesa de don Pausolino Calderón,  la Pesa del señor Rosales, la pesa de Juan “cuchara” Montilva y la de Candelario Ferreira. Un kilo de lomo o solomo, se adquiría por cinco reales o 2,50, la costilla costaba 0, 50 o un real, las vísceras o azadura (hígado, chinchurria, corazón, riñón y pajarilla) valía 0,25 o lo que equivalía a un medio, la cabeza, las patas, el hueso blanco y el bofe se lo regalaban al cliente y la parte conocida como el “mondongo” de la res (tripa, librillo y cayo) costaba 0,25 céntimos o medio. Parodiando al colega Oscas Yanes, podríamos inferir también: “Así son las cosas”.

viernes, 22 de mayo de 2015

Tal como sucede en las grandes ciudades de Venezuela y el mundo

Tal como sucede en las grandes ciudades de Venezuela y el mundo, El Vigía también se merece que las esquinas del caso histórico sean identificadas con antropónimos que fueron personajes populares y que dejaron huella en el devenir de su desarrollo, es por ello que la esquina de la Avenida Bolívar con Avenida 3ª, donde antiguamente funcionaba Banpro le hemos propuesto el nombre de Guido Bizzarri, personaje de origen italiano, que dedicó su vida al ramo hotelero y procreo una familia de profesionales universitarios. Así nació El Vigía.
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Para la esquina que comprende la avenida 4ª con calle 1, frente a Parmalat, hemos propuesto el nombre de José Ramón González, humilde campesino que nació en Lagunillas estado Mérida en 1918 y murió en julio de 1965, sus restos reposan en el Obituario del Cementerio de la calle 3, era el propietario de los terrenos donde hoy está la Empresa Láctea PARMALAT, sus `predios llegaban hasta el sector La Mina. Así nació El Vigía.
Para la esquina de la Avenida 4ª, con calle 1, de la parte baja de la empresa Parmalat le hemos propuesto el nombre de Ramona Pulido de Gavidia, una de las primeras parteras de la Aldea El Vigía, para ese entonces no existían médicos ginecólogos ni mucho menos obstetras para atender los partos de las mujeres de aquella época. Así nació El Vigía.
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Para la esquina de la avenida 4ª con calle 1,  proponemos el nombre de Gonzalo Nava, venido de Santa Cruz de Mora, ocupó el cargo de Sindico Procurador Municipal de la Junta Administradora del Consejo Municipal de Alberto Adriani y fue Vocal de la primera Junta Directiva del Cuerpo de Bomberos, obteniendo el grado de Teniente, Así Nació El Vigía.

sábado, 16 de mayo de 2015

La pelea del Siglo o el robo del Siglo.

Así nació El Vigía                                                                                     

 José Ramón Contreras B

La pelea del Siglo o el robo del Siglo.                                     

El pasado sábado 2 de los corrientes se escenificó en Las Vegas el esperado encuentro boxístico entre los peleadores: Floyd Maywther y Manny Pacquiao, el primero de origen norteamericano y el segundo de Tailandia, ellos combatieron por el título mundial del peso Welter. Los publicistas le dieron el nombre de la Pelea del Siglo, a mi modo de ver, se le hubiese llamado el Robo del Siglo, observamos un Mayweather escurridizo y siempre rehusando el combate en el cuerpo a cuerpo con el tailandés. El mismo se inició con mucha cautela, en su mayoría, rounds de estudio, donde ambos peleadores lucieron diferentes estilos técnicos: Pakiao presentaba una presión a media intensidad, preocupándose por cuidar su defensa para evitar ser noqueado, lo que mermó su ímpetu característico. Mayweather fue pobre en efectividad, a la hora de marcar golpes efectivos, se adornó con desplazamientos elusivos y abusando de tácticas inapropiadas, pegó golpes bajos, abusó al agarrarse. Pakiao lució mejor y con mayor presencia en el ring, manteniendo un ataque constante que agradó a la fanaticada, nunca estuvimos de acuerdo con la decisión de los 3 jueces norteamericano y un árbitro de igual nacionalidad quien permitió el abuso de su coterráneo Mayweather, se pudiera aceptar un empate técnico en éste combate. En el fanático venezolano quedaron algunas interrogantes, como por ejemplo, ¿qué hubiese pasado en un combate entre Manny Pacquiao y Erwin “inca” Valero?. Hubiese sido un combate emocionante, desde el mismo inicio de la campana, donde el que pegara primero, pegaría dos veces, este hipotético combate no hubiese llegado a su final, dada las condiciones de pegador que ambos contrincantes poseían. Valero hubiese sido el ganador, porque pegaba más fuerte que el tailandés. Pacquiao saldría a buscarlo y el “inca” lo esperaría para pegarle con la potencia que le caracterizaban sus puños. En una oportunidad Oscar de la Hoya, solicitó los servicios como sparring de Valero, solo le soportó en los entrenamientos un round, de la Hoya pidió que se lo bajaran del ring, ambos pómulos acusaron la golpiza que le propinó el merideño, este episodio formó parte de la antesala de un combate entre de la Hoya y Manny Pacquiao, al final ganó el tailandés, pero de la Hoya, dijo, que, ante un eventual combate entre Pakiao y Valero, se inclinaba por el orgullo de Bolero Alto, Pero, en otra oportunidad, Pakiao invitó al merideño a su matrimonio en Tailandia, allí le obsequió un collar de perlas a la esposa del gocho, Jennifer de Valero. Finalmente debo aceptar que, un posible combate entre Floyd Mayweather y Erwin Valero, sería una pelea, donde el norteamericano correría todo el trayecto de la contienda, ante el  temor a ser conectado por el merideño y, si llegaba al final, se pudiera haber definido por desición a favor del gringo. 

12-06-15

martes, 21 de abril de 2015

La muerte viaja en dos ruedas

JOSÉ RAMÓN CONTRERAS B.
asinacioelvigia15bloqspot.com

Corría la década de los años 50 del siglo pasado y por las pocas calles de la próspera Aldea empezaron a transitar las primeras motos, recordarnos la que tripulaba nuestro amigo Francisco "Kiko" Salcedo Díaz, era una máquina EX3 de 125 ce; también mencionaremos, los primeros vigilantes de Tránsito Terrestre, Simón Parra Cantazo, Mario Balza y otro funcionario de ese Cuerpo de apellido Rigardiz. Estos pilotes tenían conciencia en el momento de conducir sus rápidas unida­des, sabían del peligro que corrían si abu­saban de su velocidad y, eran utilizadas solamente para desplazarse con sentido común y muy rara vez en horas nocturnas. Con esta introducción, quiero entrar­le de lleno a lo que motivó el título de la presente entrega, y que tiene que ver con ese ejército de jovencitos irresponsables que conducen éstas máquinas a altas velocidades, abusando del límite de pasa­jeros y en su mayoría trasladan en la parte delantera a niños y niñas a manera de parachoques o parabrisas y, por lo gene­ral son los primeros en recibir el fatídico boleto sin retomo, sin respetar las normas elementales de la Ley de Tránsito Terres­tre (flechado de calles y semáforos), sin respetar al transeúnte y mucho menos al pasajero que utiliza sus servicios de moto-taxistas; al bajarse el pasajero del transporte terrestre tiene que mirar hacia los lados, pues corre el peligro de ser arrollado por tan presurosos conductores. Para quienes militamos en la llamada ter­cera edad, estos arrollamientos son mor­tales y, lo que es peor aún, en horas noc­turnas salen a atracar, trasladando "malandros" para que cometan fechorías y le sirven de transporte con el producto robado. Las últimas páginas de los dia­rios regionales y nacionales se tiñen de rojo para resaltar las innumerables pérdi­das humanas, en su mayoría jóvenes, que pierden la vida en estos "caballitos de acero", otro cultivo de sus fechorías, son los arrebatones, violaciones de sus pasa­jeras y hasta asesinatos de las mismas al resistirse a sus impulsos de sadismo. De no inculcarles conciencia y aplicarles la ley a estos desaforados conductores, a la vuelta de unos 10 o 20 años tendremos una población de jóvenes incapacitados, que resultarían una carga económica, tanto para la empresa privada, sus fami­liares cercanos y el erario del Estado venezolano y, por consiguiente, abunda­rán, las camas clínicas, las sillas de rueda, los bastones, las andaderas, las platinas y los tomillos en sus extremidades inferio­res y tendremos, en vez de una población juvenil, robusta, estudiosa y trabajadora, unos habitantes incapacitados física y mentalmente inoperantes. No todos son culpables pero, a quien le caiga el guan­te que se lo plante

El abandono de la cultura local

Así nació El Vigía
El abandono de la cultura local





JOSÉ RAMÓN CONTRERAS B.
asínadóelvigía 15bloqspot.com
El pasado jueves 26 del corriente mes y año el señor Ministro del Poder Popular para la Edu­cación Abogado Héctor Rodríguez visitó la Ciudad Líder del Sur del Lago, específicamente, el Centro Cultural Mariano Picón Salas en su Sala Dr. Arturo Uslar Pietri, pues bien, se llevó de recuerdo el haber vivido un verdadero "baño turco" producto de que el otrora famoso Auditorio, desde hace algunos meses no funciona el Aire Acondicionado integral de dicho aforo. Pero, no solo este espacio presenta des­perfectos, sino, que la planta baja del Centro Cultural, tiene filtraciones y es común, que cuando llueve, "escampa primero afuera que adentro", esto lo corro­boramos el jueves 12 de febrero, Día de la Juventud, en horas de la mañana, antes de dar inicio al Desfile Escolar, que se inició en las afueras de nuestra máxi­ma Casa Cultural de El Vigía, cayó sobre la ciudad un aguacero de regular magnitud. Situación parecida ocurre en el pequeño parque de El Tamarindo, su reducido espacio se encuentra lleno de basura, inclu­yendo la pequeña redoma que protege a éste nieto del legendario árbol, en la parte trasera es depósito de envases y gaveras de maltas y refrescos, sus pasillos


lucen desérticos, los locales y sala de baño o sanita­rios, presentan un abandono total. La Plaza del Ferrocarril, entre la calle 7 y Avenida Bolívar del sector La Inmaculada, y que nos recuerda aquel medio de trans­porte que llegó a El Vigía el 28 de julio de 1.892, ese icono local fue invadido por buhoneros y arrebatado­res durante las horas diurnas y por travestís en las noches. Parecida suerte corre la Plaza Alberto Adriani ubicada al inicio de la Calle 3 y Avenida Bolívar del sector El Carmen. Finalmente elevamos nuestro llamado al señor Gobernador del estado Bolivariano de Mérida, para que ordene la inmediata recuperación de las instalaciones del Centro Cultural "Mariano Picón Salas", al señor Alcalde. Economista Juan Peña, para que delegue funciones de rescate del Par­que El Tamarindo, la Plaza El Ferrocarril y la Plaza Alberto Adriani y a las autoridades policiales para que presten una mayor vigilancia de estos iconos de la Ciudad.

Al cierre de esta columna de opinión, nos informan que fue designada la joven Gabriela Serren Rangel, nativa de El Vigía, como directora de una orquesta ita­liana, ella es nieta de Alicia Rangel y, egresada de la ULA como ingeniero químico el pasado año siendo formada como músico por el Sistema Nacional de Orquestas de Venezuela, demostrando que, "no todo es negativo en la cultura".

viernes, 20 de febrero de 2015

Así nació El Vigía


TROZOS DE NUESTRA HISTORIA
Así nació El Vigía


JOSÉ RAMÓN CONTRERAS B.


Hoy comenzaremos habiéndoles de las urbanizaciones, barrios y sec­tores que conforman geográfica­mente la parroquia Presidente Rómulo Betancourt del municipio Alberto Adriani. cuya capital es la pujante ciudad de El Vigía. Iniciaremos nuestro recorrido de tan poblada jurisdicción por el barrio El Bosque, comunidad tranquila que se ubica en la parte más alta, entre sus primeros ha­bitantes mencionaremos las familias: Cañón, González, Fumero, Fossemo, Chacón, Molinari, Molina, Callejas y otros que escapan a mi mente. El barrio El Carmen, antiguamente deno­minado El Degüello, por tener en su co­marca el matadero municipal, ubicado al inicio de la meseta de El Vigía con vista hacia las riveras del majestuoso río Chama, allí se ubicaron algunas familias como los Ramírez, Molina, Guillen, Contreras, Murillo, Arias, Paredes. Márquez, Dávila y otros tantos. El barrio La Conquista, también pertenece a la parroquia Betancourt, tiene su asiento entre el sector La Motosa y La Playa, ri­veras del Chama, cuyos terrenos pertenecían a la sucesión Arias Rondón, invadi­dos estos predios, que antes eran pastiza­les y hoy es un conglomerado de viviendas, allí también está una urbaniza­ción del sector privado "La Motosa" que debe su nombre a la Hacienda La Motosa, ubicada en linderos con el río .Chama.. Urbanización Las Acacias, grupo de vi­viendas edificadas por el Instituto de Vi­vienda Rural, unas 100 soluciones habitacionales construidas durante el mandato del presidente Caldera, en su pri­mera administración, de grata recordación la familia Díaz Salazar, Uribe, Peña, Bur­gos y otros. Barrio La Playa, ubicada en la parte baja de la ciudad, al lado de la ca­rretera que conduce a Santa Bárbara de Zulia, sus habitantes confrontaban difi­cultades para la construcción de la red de aguas servidas, debido a su nivel freático, entre sus pobladores recordamos a los Rivas, Rojas, Rey, Márquez, y otros tan­tos que desafiando las acometidas del rio Chama ubicaron sus hogares en este lugar. Barrio Las Playitas, comunidad ubicada en las afuera de la ciudad, a su alrededor levantaron sus viviendas, bordeando las lagunas y pozas que dejaron las empresas que explotaron el material granular (gran­zón) en esta parte de El Vigía.


Así nació El Vigía


Trozos de nuestra historia
Así nació El Vigía




JOSÉ RAMÓN CONTRERAS


Debo   comenzar   hoy   esta columna, pidiéndoles discul­pas a mis amables lectores por el error cometido al cierre de la ante­rior edición, donde por cuestiones de "lapsus mental" endosé el pasaje lla­nero "Al otro lado del río" al cantautor venezolano Euclides Leal, cuando en verdad esta melodía le pertenece al también criollo Santiago Rojas.

Hoy les hablaré de la parroquia Monseñor Pulido Méndez, cuya capi­tal es la populosa barriada de La Blan­ca, perteneciente al municipio Alber­to Adriani del estado Mérida, comenzaré por decirles que ella limita por el sector agrícola de Mocacay con la parroquia Chiguará del municipio Sucre, allí tuvo asiento la etnia Moca-cayes, que al igual que Los Mucujepes, Jiros y Guaruríes poblaron el piedemonte andino de esta parte de la carretera Panamericana, seguiremos hasta el sector Brisas del Chama, no sin antes decir que, la familia Miran­da, Carrero y Chacón poblaron estos lados de El Vigía; otro sector sería La Porcelana, diagonal a la antigua alca­bala de la Guardia Nacional Bolivariana de Venezuela, acantonada en la


redoma de La Blanca, entre sus pri­meros pobladores podemos mencio­nar a Benito Ángulo, Encarnación Vivas, Leopoldito Márquez y otros, luego bajaremos vía a Pueblo Nuevo - El Chivo de Zulia, para conseguir­nos con la Urbanización Prado Her­moso y Aroa, de grata recordación, don Azael Roa habitante de este con­glomerado agrícola, el Barrio 12 de Octubre, Los Robles, Los Bloques, Caño Seco, en este último sector tiene su sede la Universidad Experimental Simón Rodríguez, núcleo El Vigía, el parcelamiento urbano de San Luis, Bella Vista, Caño Seco y Caño Balsa, los primeros que poblaron esta parte, recordaremos a don Jesús Pérez Newman, Amando Mora, Enereo Márquez y otros.

Esta parroquia está llamada a ser el próximo municipio de la geografía merideña, tiene todas las condiciones para que el Consejo Legislativo del estado Mérida así lo proponga, en ella tienen asiento, varios planteles educa­tivos, de los niveles: Inicial, primaria, bachillerato y universitaria; tiene asiento una parroquia eclesiástica, plaza Bolívar, campo deportivo; ser­vicios de aguas blancas y servidas, electricidad, telefonía, calles asfalta­das y aceras y brocales.

Así nació El Vigía


Trozos de nuestra historia
Así nació El Vigía


 


JOSÉ RAMÓN CONTRERAS B.

 

Docente

Corría la última decena del siglo XVIII y, con ella se apresuraba la construcción del ferrocarril, en el tramo La Vigía-Santa Bárbara de Zulia, entre el grupo de personas que venían a ser posible aquella obra, llegaba el "negro" José del Carmen Pichardo, quien junto a Máximo Uzcátegui, guitarras en mano, amenizaban las parrandas de los riñes de semana en la Aldea, pudiéramos inferir que así comienza la vida musical del pue­blo. La construcción de la carretera Panamericana, también nos trajo música, nace el conjunto Brisas del Chama, con Soterio Guerrero, Calófero Contreras y otros amigos que vivían en la calle 1 El Degüe­llo y en la esquina de la avenida 11 con calle 8 Barrio La Inmaculada. Pero, corría el año 1950, habían para ese entonces varias "rokolas"


en los tugurios de El Tamarindo, y es cuando Alipio Peña monta la pri­mera venta de discos de 45 RPM utilizados en esos equipos, cuya mercancía provenía de Cúcuta, años más tarde adquiere el kiosco Alberto Mandila e inicia con él, lo que más tarde se conoció a nivel mundial, el sello discográfico Súper Tamarindo. En la década de los sesenta irrumpe Amable Ángu­lo, quien, bajado de Santa Cruz de Mora, empieza a conformar su grupo musical que bautizó, Amable y sus Tremendos, sus integrantes, de grata recordación, y que aún suenan, Humberto Velazco, Pacho Díaz y otros. El Vigía se constituye en el epicentro musical del eje pan­americano y Sur del Lago, los pue­blos que conforman esta geografía regional invaden el género musical bailable, conocido como "raspa canilla" y se fundan grupos musi­cales bajo la álgida del teclado u órgano, aparecen Los Originales, con su cantante estrella, nativo de


El Moralito, Memín Hernández, Los Palmer del desaparecido Fran­cisco "pacho" Díaz, Los Ideales de Humberto Velazco, Los Propios de Adafel Urdaneta, Grupo Cosmos. Grupo Tamarindo, Los Profesiona­les de Zea, el Tropicombo de Tovar, Los Dinámicos de Caño Zancudo, el Grupo Karú. Nuestros artistas también incursionaron en otros géneros musicales como la gaita, por los años 60 aparecieron Los Turpiales y Los Vencedores. Otro estilo fue el ranchero o mexicano, mariachis como el Azteca Show, Zacatecas, Águilas del Norte y otros. Pero el género vallenato tam­bién se dejó colar en nuestro penta­grama musical, Amando Cadenas, los Chachos del Vallenato y otros que pusieron a bailar al exigente público de El Vigía. Finalmente, es menester nombrar nuestra música recia, la llanera, con Ramón Con­treras al arpa y últimamente el joven abogado José Luís Hernán­dez y su grupo.

Al rescate del patrimonio del mi pueblo (v parte)




Las esquinas de El Vigía
Al rescate del patrimonio del mi pueblo (v parte)


JOSÉ RAMÓN CONTHERAS B.

Docente y periodista

 

Hoy hablaremos sobre la Avenida 15. Esta arteria vial se inicia en la esquina de la Plaza Bolívar, frente a la Catedral Nuestra Señora del¡ Perpetuo Socorro hasta el sector conocido como La Barranca, 19 en total, y sugerimos los nombres de: Ganade­ros, como un homenaje a este gremio, quie­nes tienen una Tienda de insumos para sus agremiados; Justo Ramón Garzo, educador vigíense que laboró por muchos años en el Liceo Dr. Alberto Adriani; Henrry Fuentes, periodista fallecido en la capital merideña tras penosa enfermedad; José del Carmen Pichardo, chofer de camiones plataneros, arruinador, bodeguero, hombre humilde y trabajador de esa época; don Marcos Herrera, practicante dentista, quien se instala en la calle 3, al lado de la legendaria Capilla El Car­men, criando una numerosa familia; don Pedro Suescum, agricultor, colaborador y miembro de la Cofradía del Santísimo Sacra­mento, con una conducta intachable; Isabel Quintero, honorable mujer, partera de la época y dedicada a su hogar; Andrés "Chato" Dávila, trabajador de fincas y conductor de arreos de muía; Simón "el cura" Monsalve, bodeguero, conuquero y formador de una familia cuyos vástagos aún mantienen su bodeguita en el sector El Tamarindo; doña Lina Murillo, mujer bregadora de conducta intachable y con quien aún contamos, y su mente lúcida nos proporciona datos de la época del Ferrocarril; Bernardino Rosales, matarife de ganado vacuno y porcino en el Matadero (degüello) municipal de la calle 1 El Carmen; Luis Contreras, bodeguero de la época, su pequeño establecimiento estaba ubicado en la parte final de la avenida 15 del Tamarindo; don Hernando Hernández, peque­ño comerciante del ramo de la quincallería, tenía su tienda en la esquina de la plaza Bolí­var, calle 4 con avenida 15; Columba, mujer colombiana que instaló su pequeña pensión
   En la próxima entrega les hablaré sobre la avenida 16 y 17, las últimas del casco históri­co de mi viejo Tamarindo, desde el inicio de la avenida 16 con calle 1 comenzaba la esta­ción ferrocarrilera y con ella el tendido de rie­les por donde se desplazaba el tren.
 

Al rescate del patrimonio de mi pueblo (IV parte)


Las esquinas de El Vigía
Al rescate del patrimonio de mi pueblo (IV parte)

 



JOSÉ RAMÓN CONTRERAS B.

Docente y periodista


Hoy les comentaré de la avenida 14, ésta se inicia en la calle 1 hasta la avenida Bolívar, por lo menos en lo que respec­ta al sector El Carmen, toda vez que continúa pero ya corresponde al barrio Inmaculada. Propondremos algunos ciudadanos merito­rios para estas 16 esquinas en total, José Elías Fuentes, venido del Zulia, con una familia abundante, logra sacarla adelante ejerciendo el comercio y la producción agropecuaria; José Cardozo Perozo también se vino de tie­rras zulianas, se dedica al arte de la tipografía y edita algunos medios impresos de la época, promueve la creación de algunas organizacio­nes de tipo gremialista como la Asociación de Comerciantes, el Centro Crítico Alberto Adriani y otros; Juana Rosales, humilde mujer que, con sacrificio, lograr sacar adelante a sus dos hijos: Marcos Ventosa, comerciante de origen español, dedicado al ramo de la zapatería; Miguel "chicote" Chacón, por muchos años tuvo su comercio dedicado al lavado y engra­se de vehículos en la avenida 13, entre calles 1 y 3, por las noches era parqueadero para que otros comerciantes del sector guardaran sus carros; Ernestina Hernández, humilde mujer del sector, que cosiendo ropa logra sacar a su familia; Abdón Rojas, tovareño, tipógrafo, edi­tor de algunos órganos semanarios, que ins­taló su pequeña imprenta en la calle 4 detrás de Almacenes Renny; Mario Noguera, venido de tierras zulianas, ejerce su profesión de fotó­grafo, instalando su salón en la avenida 16; Erniro Chourio, jugador de fútbol y padre ejemplar de familia; Estelvina Abreu, partera de aquel entonces, mujer trabajadora y madre de familia; Manuela López, humilde trabaja­dora y madre de familia; Isidoro Buitrago, locutor y periodista vigíense; Rubén Quintero, comerciante del viejo Tamarindo y padre de


una numerosa familia; Pausalino Calderón, comerciante de carne de res y porcino, cria­dor de gallos de pelea y padre de familia: Giuseppe Vergamini, venido de Italia, heladero y dueño de restaurante, quien no recuerda su especialidad culinaria "el espagueti" a la Boloña, que acompañado de un pan y una gaseo­sa se degustaba por tan sólo 2 con 50 la ración; Anatolia Parra, humilde madre de fami­lia quien ha elaborando "chorizos y morcillas" levantó su familia y Olinto Molina, uno de los primeros optometristas que se instaló acá y que se vino a muy temprana edad de su Chi-guará querido, La avenida 15, que comprende desde la avenida Bolívar, pasando la Plaza Mayor y el viejo Tamarindo, hasta terminar en La Barranca, sitio histérico de la población, pues era por allí donde bajaban y subían "los arrieros de muía" que traían los frutos cose­chados en las fértiles tierras de Aroa y El Can­grejo, al otro lado del soberbio río Chama, de regreso sus animales eran ataviados de víve­res y mercancía para sus conucos y "true­ques" que los osados arrieros ofrecían al otro lado del río. En esta arteria vial se encuentran 18 esquinas cuyos proponentes leerán en la siguiente entrega.