Trozos de
nuestra historia José Ramón Contreras. B
Nuestro
reciente Reencuentro.
Mucho antes de alejarse de este
mundo, Guillermo Briceño, “maestro de maestros” nos deleitaba con sus “noches
antañonas”, la Avenida 15 Bicentenario, entre Avenida Bolívar y Calle 8 del sector Plaza Mama Santos, era el
sitio escogido por el inolvidable Memo, para celebrar esta fiesta nocturna,
dándole cabida a los habitantes del pueblo a manifestarse culinariamente,
bebidas de aquellas épocas, dulcería y el ritmo de nuestra música campesina y,
por que no, guarapeando con “el raspacanilla”. Las entradas eran libre,
omitíamos la celebración de santo alguno y, sólo nos ofrecía la diversión de
una población que quería rememorar tiempos idos, abrazarnos con los que
llegaban de distintas partes de Venezuela y el mundo, en ocasión de visitar a
su terruño y a familiares que aún viven en esta pujante ciudad.
El pasado 6D, ese pueblo se
reencontró con su población y se manifestó en las urnas electorales, cansado de
la diatriba política, sus oídos pidieron bajar los decibeles al lenguaje ofensivo
de parte y parte. Hoy el país se mantiene en calma, sólo resta esperar hasta
cuando soportará ese pueblo, la inseguridad, la escasez, el alto costo de la
vida, la corrupción y pare usted de contar.
Debo decirles a quienes leen ésta
columna, que el pasado domingo 27, desde las 10 de la mañana, en las
instalaciones del Club Campestre “Las Colinas”, los Amigos e Hijos de El Vigía,
celebramos el IV Reencuentro, siendo propicia la ocasión para que los pocos
asistentes: José “Cheo” Peralta, Alirio Ramírez, Carlos Contreras, Jesús chucho
Boscán, Carlos Rangel, Luís Rangel, esposas e hija, “Toñita” Ventosa y esposo,
Libia Mercado, hermana, cuñado y esposo, Nicolás “caraota” Rincón, Lubín
Barrera, la señora Teodora, Oscar Ortega, Valdemar Rincón, Rosita Durán y
familia y otros, nos reuniéramos en franca camarería y recordáramos algunos
pasajes de nuestra infancia, rememoráramos el viejo tamarindo, sus ranchos, sus
pocas calles de tierra, su arte culinario, sus dulces, la música antañona que
sonaba en las Rock olas de la incipiente Aldea.
Finalmente, el venidero 2016, debe
organizarse el V Reencuentro a través de un Comité Organizador, el trabajo no
puede dejársele a una sola persona, en éste caso, al amigo Carlos Rangel, tiene
que funcionar necesariamente, un equipo humano, capaz de cuidar cada detalle,
que aglutine a todo ese colectivo de coterráneos y amigos que están regados por
Venezuela y el mundo.
Feliz año 2015 y mucha prosperidad en
el venidero 2016.
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