A propósito de las colas. José Ramón Contreras. B
El pan nuestro de cada día. asínacióelvigía15bloqspot.com
Desde hace mucho tiempo, nuestros antepasados utilizaban la
colita Cold Point, para calmar la sed en
ésta siempre calurosa zona panamericana, la tomaban bien fría, pero, también
era ligada con magnesia en polvo, para purgar a los muchachitos de la ápoca,
que tenían en sus estómagos parásitos producto de aguas mal tratadas, otros más
exigentes la bebían con cerveza y unas gotas de limón, y la llaman “refajo”,
muy apetecida para la resaca del día siguiente. Los que iban a la santa
homilía, hacían su “colita” para que el Sacerdote católico les colocara en su
boca la consagrada hostia.
En el siglo 21, los venezolanos utilizamos las colas diarias
para proveernos de algunos productos de primera necesidad, por ejemplo: Leche
en polvo, jabón para lavar, azúcar, aceite, papel sanitario, toallas para
damas, pañales para niños y adultos, champú, desodorantes, cemento, cabillas, gasolina
para llenar el tanque de los vehículos, acumuladores de energía o baterías,
cauchos y pare usted de contar. También es común conseguirnos con colas en los
Bancos, en las taquillas para pagar los servicios públicos (teléfono, agua,
electricidad, cable), para cobrar la pensión de vejez, colas en los cajeros de
tiendas, almacenes, farmacias. Clínicas, Hospitales y supermercados; colas en
las Terminales aérea o terrestre y en las paradas del transporte urbano.
Nuestros hijos hacen filas en los patios de las escuelas para entonar las
sagradas notas del Himno Nacional, y luego en las Universidades, en los Comedores
Universitarios. Y hasta, tienen que hacer la cola para buscar el empleo una vez
graduados.
A una compañera de estudios y vecina, hace algunos días, una
pareja de motorizados le arrebataron su teléfono personal, ella tuvo tiempo de
memorizar la placa del vehículo de dos ruedas, se trasladó al CICPC y colocó la
denuncia, el funcionario que le atendió le pidió que hiciera la cola, porque
había seis (6) personas en la misma situación.
Yo también estoy haciendo la cola para obtener otro título
universitario y, lo que finalmente nos
puede deparar la vida es la cola al cementerio, cuando nos llame el Señor. Que tal.
11-02-15
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