miércoles, 11 de febrero de 2015

El pan nuestro de cada día.


A propósito de las colas.                                                                          José Ramón Contreras. B                                                                       

El pan nuestro de cada día.                                                          asínacióelvigía15bloqspot.com

Desde hace mucho tiempo, nuestros antepasados utilizaban la colita Cold Point,  para calmar la sed en ésta siempre calurosa zona panamericana, la tomaban bien fría, pero, también era ligada con magnesia en polvo, para purgar a los muchachitos de la ápoca, que tenían en sus estómagos parásitos producto de aguas mal tratadas, otros más exigentes la bebían con cerveza y unas gotas de limón, y la llaman “refajo”, muy apetecida para la resaca del día siguiente. Los que iban a la santa homilía, hacían su “colita” para que el Sacerdote católico les colocara en su boca la consagrada hostia.

En el siglo 21, los venezolanos utilizamos las colas diarias para proveernos de algunos productos de primera necesidad, por ejemplo: Leche en polvo, jabón para lavar, azúcar, aceite, papel sanitario, toallas para damas, pañales para niños y adultos, champú, desodorantes, cemento, cabillas, gasolina para llenar el tanque de los vehículos, acumuladores de energía o baterías, cauchos y pare usted de contar. También es común conseguirnos con colas en los Bancos, en las taquillas para pagar los servicios públicos (teléfono, agua, electricidad, cable), para cobrar la pensión de vejez, colas en los cajeros de tiendas, almacenes, farmacias. Clínicas, Hospitales y supermercados; colas en las Terminales aérea o terrestre y en las paradas del transporte urbano. Nuestros hijos hacen filas en los patios de las escuelas para entonar las sagradas notas del Himno Nacional, y luego en las Universidades, en los Comedores Universitarios. Y hasta, tienen que hacer la cola para buscar el empleo una vez graduados.

A una compañera de estudios y vecina, hace algunos días, una pareja de motorizados le arrebataron su teléfono personal, ella tuvo tiempo de memorizar la placa del vehículo de dos ruedas, se trasladó al CICPC y colocó la denuncia, el funcionario que le atendió le pidió que hiciera la cola, porque había seis (6) personas en la misma situación.

Yo también estoy haciendo la cola para obtener otro título universitario y,  lo que finalmente nos puede deparar la vida es la cola al cementerio,  cuando nos llame el Señor. Que tal.

11-02-15

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