martes, 3 de febrero de 2015

El río Mucujepe

Así nació El Vigía

El río Mucujepe


JOSÉ RAMÓN CONTRERAS. B
contrerasjr2003@hotmail. com
Desde las nubladas monta­ñas de los municipios Campo Elias (Jají), Sucre (La Trampa) y Andrés Bello (La Azulita), la naturaleza derrama su bondad para con la cálida zona panamericana y nos envía estos torrentes cristalinos, me refiero a los ríos Mucujepe, El Cacique y La Caña Brava, alimentadores taciturnos de lo que inicialmente se conoció como el Acueducto Tri-Estadal de Mucu­jepe, allá en la parroquia Héctor Amable Mora, cuya capital es la población de Mucujepe cuna de otro emporio carnícola de la zona; me refiero al gran Mata­dero Industrial Los Andes. Tan laboriosa comunidad con­formada por hombres y mujeres bajados del sur andino merideño, desafiando terribles pla­gas y enfermedades propias de la zona montañosa, que en otrora época fue cuna de las etnias Mucujepes y Mocacayes, quienes habitaban en la parte alta de la hoy carretera pan­americana. Estas tierras son cul­tivadas con esmero por varias familias que hicieron de los cí­tricos (limones, naranjas y man-

darinas) su principal fuente de ingreso, sin dejar de nombrar otros rubros como: cambures, café, cacao, maíz, lechosa, le­che, queso, cuajadas, natilla, en los pastizales donde pastorean sus rebaños, que luego son be­neficiados en la sala de matanza de FILACA.
Este afluente recibe a otras de menores cuantías aguas abajo, me refiero a Caño Seco, Caño Caimán, Caño Blanco, Quebrada Blanca y Caño Amarillo, para de­tener su travesía en el majes­tuoso Lago de Maracaibo, allá en el municipio Francisco Javier Pulgar del estado Zulia (Pueblo Nuevo - El Chivo). Muchas fueron las familias que echaron raíces en esta parte del eje panamericano, me refiero a los Mora, Contreras, Rojas, Mo­lina, Gómez, Ramírez, Pernía, Gutiérrez y otras tantas. Hoy tiene un floreciente comercio constituido por: abastos, carni­cerías, farmacias, bloqueras, pa­naderías, talleres mecánicos y \:i metalúrgicos. Los fines de se-? mana es sitio obligado por los lugareños para recrearse en sus aguas, a la sombra de sus árbo­les y saborear algunos platos de la gastronomía colombo-venezolana (hervidos de pescado, ga­llina o res; parrillas de res o co­chino) y la tertulia de vecinos y visitantes.





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