Se fue Guillermo Briceño, maestro de maestros

Se fue Guillermo Briceño, maestro de maestros

JOSÉ RAMÓN CONTRERAS B.

El viernes 9 de marzo, en rumbó sus pasos hacia la eternidad el Profesor Guillermo Briceño, Nuestro Señor lo llamó para que impartiera sus conocimientos, en el más allá. Sus restos descansan en el Cementerio Jardines La Inmaculada de Mérida.

Corría el año escolar 59-60, estudiábamos sexto grado en el Grupo Escolar "Mauricio Encinoso", Gui­llermo Briceño ocupaba la Subdirección del primer plantel de El Vigía, una mañana cualquiera entró al salón de clases para anunciar que el siguiente lunes, muy temprano, saldría al aire la emisora de la escuela y, que necesitaba personal para iniciar sus labores.

Varios levantamos la mano en señal de aceptación, recuerdo que se me encomendó escribir una cuartilla relacionada con la vida y obra del epónimo de nuestra institución, para leerla y asi darla a conocer a la audien­cia. El día fijado entró apresurado al aula y los "locu­tores" le seguimos hasta los estudios de la "estación",

que no era otra si no la subdirección de la escuela. Allí había dos micrófonos y un equipo de sonido, con unas cornetas colocadas en el patio del plantel.

Con voz grave el Profesor Briceño anunció: "a par­tir de estos momentos empieza sus labores la emisora del Grupo Escolar Mauricio Encinoso, transmitiendo desde la subdirección del plantel, a continuación los alumnos de sexto grado, leerán algunos trabajos, rela­cionados con las actividades pedagógicas que imparte su docente, la Profesora Aminta Lobo Benítez".

Luego interveníamos los alumnos seleccionados. Esa tarde llegué a la casa y pregunté a mi madre, si me había escuchado por la radio, ella contestó negativa­mente, porque en El Vigía no existía emisora, sus calles eran de tierra, apenas éramos un caserío.

Quizás, esta parte nos marcó la profesión de periodis­ta, pero lo importante de ésta anécdota es la visión que éste insigne maestro tenía de la vida, vislumbrando las emisoras escolares, hoy llamadas radios digitales escola­res. Profesor Guillermo Briceño, descanse en paz, sus lec­ciones las llevaremos presentes en todos nuestros actos